Mi reseña de esta semana es un libro de fantasmas. Que dirás que qué me ha dado ahora con los fantasmas, que primero reseño La deriva y ahora Constable & Toop. Y eso que no he hablado aquí del desternillante La noche del espectro por no ser pesada con Cotrina (Pero léelo).
¿Por qué reseño ahora un libro que fue nominado a los Templis en 2014?
Si lees habitualmente este blog, sabes que no colaboro con editoriales. Los libros que reseño son libros que me gustan y que yo misma me compro o me regalan. Lo hago por varios motivos: primero, porque pienso que si te comprometes con una editorial o con un autor en sacar una reseña no puedes tirarte ocho meses para leer el libro. La editorial invierte en ti un dinero al regalártelo y espera un feedback dentro del periodo de venta potente del libro, así que estaría leyendo no lo que me apetece sino lo que debo leer para cumplir compromisos. Y eso condiciona la experiencia de lectura.
Y segundo, porque eso permite que el furor del marketing del periodo de ventas caiga y no reseñar libros que todo el mundo reseña, sino libros que realmente merezcan la pena, que permanezcan porque son buenos libros. Me encanta descubrirlos. Me siento una Indiana Jones de la literatura. Ejem, vale, vamos a obviar que he dicho esto.
¿De qué trata Constable & Toop?
Constable & Toop llegó a mis manos como regalo de navidad de Ana Bolox. Un libro que une fantasía y el Londres del siglo XIX ya reúne dos características que me llaman como una polilla la luz y Ana me conoce muy bien. (Me pasó también con esta maravilla de José Antonio Fideu. Léelo también). Si piensas que el Londres victoriano es aburrido, es que no has llegado a las lecturas correctas.
Sam Toop es un muchacho que trabaja con su padre en una funeraria (La funeraria Constable & Toop existe en la misma calle de la novela: Honor Oak, según cuenta el autor en el epílogo. La novela empezó por eso, por un título. Así que no soy la única que lo hace, cosa que me consuela mucho). Pero Sam es un chico con una habilidad peculiar, puede hablar con los fantasmas, lo que le acarrea mucho trabajo porque los fantasmas no descansan. Literalmente.
Por otro lado, tenemos al pobre señor Lapsewood que en vida fue aburrido y ahora en la muerte lo es más, al que la Agencia de Fantasmas le encasqueta una misión: averiguar por qué los fantasmas de algunas de las casas encantadas de Londres están desapareciendo. La misión no es, como parece al principio, sencilla. Si la «purga negra» se extiende por Londres, el Vacío atraerá desde el Más Allá criaturas malignas, demonios que se alimentan de fantasmas. En el desempeño de esta misión, encuentra un fantasma rebelde (que no cumple los preceptos de la Agencia de Fantasmas) llamado Tanner.
La vida de estos tres personajes se unen cuando el tío de Sam, un asesino llamado Jack Toop, llega a su casa buscando un escondite. Jack es un mediador, como Sam, que también puede ver fantasmas, pero es egoísta y despiadado y utiliza su don para sacar provecho.
El estilo de Gareth P. Jones
El autor no es ningún novato. Antes de publicar Constable & Toop había escrito 16 novelas. Muchas de ellas juveniles, caracterizadas por el empleo sutil de un humor bastante negro (que en Constable & Toop se condensa en los burócratas de la Agencia y en muchos de los diálogos, chispeantes y entretenidos) con ambientaciones riquísimas en detalles. Una de sus series —Ninjas Suricatas—, en un tono más middle-grade, fue publicada por Maeva Young, pero en fantasía juvenil creo que esta edición de Anaya es lo único que hay publicado en español.
Constable & Toop está escrito en tercera persona, con capítulos muy cortos y un ritmo muy ágil y fresco, con una ambientación deliciosa a pinceladas. Todo el Londres victoriano —los paisajes envueltos en la niebla, la lluvia, las casas encantadas— está ahí. Las descripciones son tan visuales que la sensación de inmersión es completa.
La edición de Constable & Toop
La edición de la novela es una preciosidad. Es de esas que dan ganas de abalanzarse sobre el libro cuando lo ves en la librería y de las que enamoran al lector. Desde la preciosa portada (de Jim Tierny) hasta los detalles de las páginas interiores, con los pequeños fantasmas en los bordes.
Me ha encantado el detalle de las solapas de la portada en el que los diferentes fantasmas de escritores hacen su pequeña reseña del libro, cada uno a su estilo. Solo eso ya te vende el libro.
«Hubo muchos momentos durante la lectura de esta apasionante novela del sr. Jones en los que sin duda habría contenido el aliento por la emoción de haber quedado aún algún aliento que contener en mis pulmones». (El fantasma de Mary Shelley)
«Una historia divertida y con un espléndido puntito macabro». (El fantasma de Edgar Allan Poe)
La traducción — de Jaime Valero Martínez— es una maravilla que conserva todo el humor original de la novela sin perder un ápice de su magia.
En resumen
Un libro delicioso, muy bien escrito, con un sentido del humor que pincela la historia para amantes de la fantasía juvenil y de los ambientes típicos de Tim Burton.