Sigo a Silvia P. Martín en instagram y en TikTok (sí, tengo TikTok, pero no lo uso porque es un agujero negro en el que el tiempo se consume). Me encanta la creatividad y la imaginación que tiene como bookstagrammer, pero reconozco que me enfrenté a Casa de sueño y pesadilla —una distopía con toques de thriller— con algo de miedo y un pelín de prejuicios. Me ha pasado otras veces: reconocidas influencers literarias que luego escriben, publican —ya sea autopublicandose o con editorial— y son todo un bluf.
Con Silvia eso no ocurre.
No.
Os adelanto que, desde mi punto de vista, esta es una novela de las que merece mucho la pena descubrir y disfrutar.
¿De qué va Casa de sueño y pesadilla?
Estamos en el año 2320 y los humanos han perdido la capacidad de dormir de forma espontánea. Así que la nueva moneda de cambio es el tiempo de sueño: un tiempo llamado REM (como no podía ser de otra manera).
La moneda, como siempre, genera injusticias sociales y así vemos dos clases muy diferenciadas: los Rem, que disfrutan del descanso de tener horas de sobra de sueño y los Norrem, que intentan sobrevivir con lo que pueden.
Vamos, algo así como la diferencia entre adultos sin hijos y padres con hijos pequeños.
Kawachi es una Norrem que intenta encontrar su sitio en la vida mientras araña horas de sueño de donde puede. Ivo es un conductor de sueño en un sitio llamado La Casa. En mi imaginación, era algo así como una especie de burdel del sueño, donde los clientes pagan por soñar a la carta.
Normas de la casa:
Uno. Relájese para no interferir en las ondas cerebrales.
Dos. Intente dejar la mente en blanco para no alterar la experiencia con imágenes del presente.
Tres. Si quiere salir de la experiencia, la palabra de seguridad es insomnium.
Cuatro. Recuerde que todo es solo una ilusión, nada es real.
Que tenga un dulce sueño.
Atentamente, Otto Meriheder.
Sin embargo, un giro de suerte inesperado lleva a Kawachi a cambiar su vida de forma radical y su camino se cruza con el de Ivo con consecuencias insólitas que los llevan a ambos a adentrarse en una pesadilla contrarreloj.
¿Qué me ha gustado de Casa de sueño y pesadilla?
Lo primero, que está muy bien escrita. Se nota un mimo inmenso tanto en en el estilo como en la maquetación. Por no hablar de la maravillosa portada de Marta F. Alarcón. Esto es autopublicación de calidad. Ya les gustaría a muchas editoriales tener esta novela en su catálogo. Capítulos cortos que contribuyen a que sea un verdadero vuelve-páginas y a que el ritmo de la narración sea ágil.
La estructura de la novela es un acierto. La primera parte presenta a los personajes y sus conflictos, consiguiendo que piquemos sin poder evitarlo y que nos adentremos tras el guardián de la puerta (ese giro del primer al segundo acto), donde comienza una acción trepidante y ágil. Y donde Silvia no nos deja coger aliento antes del siguiente giro. Y del siguiente. Y del otro. Y luego ese final… Que puede que no le guste a todo el mundo, ojo, pero es original a más y no poder.
El worldbuilding está muy bien trabajado. ¿Qué condiciona que la moneda de cambio sea el sueño? Todo. Nuevas formas de ocio, de alimentación, de transporte, incluso de tortura. Me recuerda a los libros de Asimov por lo bien hilado que está todo y lo bien documentado. Aquí, la menda, especialista en dormir gente antes de dedicarme a ser escritora (espero que después, no se duerma nadie con mis historias), no encontró un mínimo «pero» en toda la explicación científica del sueño.
En resumen:
Que os lo leáis. Que está en Kindle Unlimited. Y que me merece la pena.
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