Debería haber titulado este artículo «Qué demonios es un súcubo y otros infiernos de documentar novelas». No me digas que no es un título mejor que la sosería que he puesto al final, pero a Google —como buen anglosajón— le gustan las cosas concretas y me dijo que era un título muy largo y que fuera al grano. Que ya estaba bien de irme por las ramas siempre. Y oye, una es obediente.
Después del desierto del año pasado, mi cerebro ha vuelto a despertarse fértil. Como si los meses de bloqueo creativo, hubieran tenido la función de barbecho y ahora lo que no sé es cómo asumir todo lo que se me viene encima. Afortunadamente, me he acostumbrado a trabajar en varias novelas/libros al mismo tiempo.
Y una de ellas es la que me ha llevado a enfrentarme a los súcubos.
Puede que con la frase de que llevo varias novelas al mismo tiempo haya dado la impresión de ser algo así como una superwoman, pero nada más lejos de la realidad. Me explico antes de meterme en harina de demonios y de documentación de novela.
Para poder organizar mi día a día, utilizo un sistema que se llama Time Blocking (o bloques de tiempo, que no sé qué manía tenemos de ponerlo todo en inglés, como si no sonara bien en castellano). ¿Te acuerdas del horario que teníamos en el colegio? Pues es algo por el estilo. En mi horario, de 8 de la mañana a 6 de la tarde está todo: desde las comidas hasta el tiempo reservado para mails y redes sociales (de esa manera, evito que me devoren como si fueran arenas movedizas).
Pues bien, en ese horario, de 9 a 11:30, escribo.
Los lunes, no ficción. Los martes y miércoles, los dedico a una novela de fantasía juvenil a cuatro manos (que es algo así como la obra del Escorial y que estoy escribiendo con Pablo Ferradas desde hace más de un año), los jueves a la planificación de una novela que empiezo en breve y que estoy documentando y, por último, los viernes a la comedia romántica.
Es la novela de los jueves la que me trae hoy aquí. En esa novela hay una librera muy peculiar, una librera que está obsesionada con la mitología y que tiene un hobby un pelín extraño: los demonios. Le chiflan los demonios y en su librería puedes encontrar miles de libros y grimorios sobre el tema. Desgraciadamente, esa librería solo existe en mi imaginación y cuando me he ido a documentar sobre los demonios para enriquecer los diálogos de mi querida librera, me he encontrado un vacío absoluto en lo que respecta a los súcubos, íncubos y demonios de ralea similar.
¿Qué son los súcubos?
En otras palabras, de qué cuernos te estoy hablando. Según la maravillosa Enciclopedia de las cosas que nunca existieron (fuente de bibliografía estupenda para escritores de fantasía y que, desgraciadamente, está descatalogada), los súcubos y los íncubos son demonios (femeninos y masculinos, respectivamente) que descienden de Lilith. Incapaces de despertar el amor de los hombres o mujeres a las que quieren seducir, los asaltan en sueños induciéndolos a todo tipo de perversiones. Más cuanto más se resistan ellos. El nombre del súcubo viene del latín sugo, que significa «chupar» porque succionan la fuerza vital de la persona.
Vale.
Y ya está.
No hay nada más.
No hay libros sobre súcubos (o al menos yo no los he encontrado). La búsqueda en Google me dice que las películas sobre súcubos no le interesan a nadie salvo a mi librera. Así que decido preguntar a la autoridad en monstruos por excelencia —mi querida Geòrgia Costa, autora de este pedazo de libro— y ella me lleva de la mano a la Encyclopedia of demons in world religions and culture, donde me entero que los súcubos pueden llevar semen de un hombre dormido a la mujer que les dé la gana (y a la anticoncepción que le den dos duros). Y que si nace un niño de una unión con un súcubo, el engendro se llamará cambión. También me entero de que existe una princesa de todos los súcubos llamada Nahemah.
¿Quién es Nahemah?
Nahemah era una concubina de Satán y uno de los cuatro ángeles de la prostitución. Sí, yo tampoco sabía que eso existía. También me enteré por ahí que Asmodeo, uno de los demonios principales del infierno, podía ser su hijo y que, a su vez, Asmodeo era el padre de Merlín. Sí, el del rey Arturo. Mira por dónde.
Apelo a vuestra sabiduría popular…
Pero, aunque tirar del hilo de Nahemah, me llevó hasta la figura de Merlín, lo cierto es que sigo sin saber las limitaciones del poder de los súcubos, qué era lo que podían y no podían hacer. No puedo inventármelas y dejar mal frente a su público a mi erudita librera. Así que invoco el poder del infierno y pregunto…
Hola,
Yo no lo he leído, pero a lo mejor te va bien el siguiente libro: “Íncubos y Súcubos. El Diablo y el Sexo del Dr. Frederik Koning”
Lo busco. Mil gracias.
La verdad es que tengo conocimiento de ellos por haber leído muchas obras de terror, pero no recuerdo ninguna en concreto. Sé que son demonios sexuales, y sabía que los íncobus eran masculinos y los súcubos femeninos y que se apareaban con humanos con el fin de tener descendencia. Y ahí termina mi conocimiento sobre el tema. Pero espero ansiosa el resultado de tu investigación.
Besotes,
Pilar.
Jesús Callejo tiene libros sobre leyendas y seres extraños, a lo mejor en alguno habla de súcubos!
Un abrazo
Beatriz
Pues lo miro, ¡gracias!
¡Hola, Ana! Hace mil años que quería haber leído este post y no había tenido la ocasión hasta ahora… ¡Y qué casualidad que en el libro de la última imagen de mi Instagram aparecen los Súcubos! Se llama «Catálogo de seres fantásticos» de la editorial Libsa, si quieres que te pase por correo el capítulo y la ilustración donde los nombran, yo encantada. ^^
¡Un abrazo y espero que todos tus proyectos vayan viento en popa! :3
Yo solo conozco una vaguísima referencia en una película que se llama La Alianza del mal, una película que cuenta la historia de los cuatro descendientes de las últimas familias de brujos que quedan (las otras son exterminadas en la caza de brujas de Salem).
La referencia es que dicen que un brujo (John Putnam) ataca en forma de íncubo a una mujer mientras dormía (con la pretensión de inseminarla o violarla). Así que supongo que eso puede confirmar un poco lo que encontraste sobre estos demonios pervertidos.
La peli está en desde hace poco en Netflix y a mi me resultó entretenida. ¡Siento no poder ayudarte más!
La buscaré, gracias. Toda ayuda es útil ;D
Yo me acuerdo que salían en manuales de rol de Dungeons & Dragons, por si te sirve de algo, Ana.
Tengo muchas ganas de leer esa novela, pinta genial.
Queda mucho para leerla, porque estamos en pañales aún XD
Hola, Ana.
Yo no conozco ningún libro pero al leer el artículo me ha venido a la mente un capítulo de la nueva serie de Sabrina. Es un demonio que domina a la gente a través del sueño. El capítulo es de relleno y no dice mucho, así que no sé si vas a encontrar información ahí o si se trata de otra criatura distinta. Ahora mismo no recuerdo el nombre que le daban en la serie.
Qué pintaza tiene esa nueva novela. Mucho ánimo durante la escritura.
Un abrazo.
Sara
A mí en google me sale esto. Igual lo has visto. O no. Google es caprichoso. Si pones tú Nadal en imágenes te salen tenistas sin camiseta, si lo pone tu marido, codos de tenista. Y si lo pone tu abuelita, navidades catalanas. https://hablemosdemitologias.com/c-otras-mitologias/sucubo/
Besos
Lo había visto jajajajja
Mil gracias 😀
¡Hola!
No es una película, pero la serie de fantasía urbana ‘Lost Girl’ la protagoniza una súcubo que se alimenta de la energía que absorbe de sus parejas sexuales. La serie en sí era floja, aunque tenía su puntillo de entretenimiento.
También son un tipo de criaturas que se suelen ver en videojuegos roleros o de temática oscura (Baldur’s Gate, Diablo…) y en manuales de rol como los de D&D que te han comentado más arriba.
En casa tengo más libros de hadas que de demonietes, pero si encuentro algo lo actualizaré por aquí 🙂
Buscaré la serie a ver qué dicen ;D
Hola, ya tengo ganas de leer ese libro nuevo. Me encanta el concepto de tu bibliotecaria. Yo también tengo demonios en mis escritos, aunque juego con una interpretación más “fantástica y libre”.
He preguntado a un buen amigo escritor, que sabe mucho más de este tema que yo porque es un poco friki. Me ha dicho, que en efecto, hay poca información “real”. Hay muchos mitos difusos sobre súcubus e incúbus.
Me dice, que por ejemplo en uno de esos mitos, la primera súcubo era Lilith, pero para encontrar algo sobre este tema hay que remontarse a viejas ediciones de la biblia, prohibidas a día de hoy por el vaticano y que no reconocen el mito de la primera mujer de Adán.
Mi amigo también me comenta que hay otro mito de la súcubus europea y que le suena que podría ser de origen escocés y que no tenía nada que ver con el cristianismo.
De hecho, se decía que una súcubo había atacado a alguien para explicar la parálisis del sueño.
El mito se ramifica y se expande sin fin.
Si quieres información más “real”, mi amigo aconseja que te centres en el mito de Lilith e investigues en la biblia antigua, que se supone es la “original” y está censurada por la iglesia.
También me recomienda que investigues el Malleus maleficarum, un libro que fue escrito entre los años 1485 y 1486 por dos monjes dominicos, que explicaban con todo detalle lo que entonces podían considerarse actos impuros y realizados bajo la posesión del demonio. La Inquisición usó este libro como manual para condenar a la gente durante muchos años.
Espero que todo esto te sirva para encontrar documentación para tu libro.
¡Qué las musas te acompañen!
Tu amigo me salva la vida. Mil gracias, Mar.
Hola,
hay un libro que se llama Cantos de Sucubo de Michelle Read.
Gracias, ese no lo conocía. A ver si lo encuentro.
cuidado con esas criaturas de la oscuridad te pueden traer muchos problemas tanto mentales como sexuales…………..