Cuando escribí la primera parte de “Leyendas de la Tierra Límite” cometí muchos errores de novata. Algunos he podido corregirlos en las sucesivas ediciones (vamos por la décima), pero otros no. Una de las cosas en las que intenté no caer fue en los clichés. Pero alguna pata metí. Hace casi cuatro años de eso y en le camino he aprendido cuáles son los clichés más odiados por los lectores en las novelas de fantasía juvenil. Pero para ayudarme les pedí a escritores, lectores, correctores y gente relacionada con el mundillo de las letras que me dijeran cuáles eran los clichés que más les repateaba encontrar en una novela de fantasía juvenil. Y esto es lo que me respondieron:
Estereotipos:
No te guíes por los mismos patrones de siempre. Como dice Fer Alcalá: « Todo el tema del “elegido” me da urticaria ya, es algo muy manido; por no hablar de los estereotipos. Ha llegado un punto en que los roles del género del que hablas son tan comunes que sabemos a “quién” vamos a encontrar en una novela de fantasía juvenil: el amigo patoso, la chica inteligente y capaz, el malo maloso atractivo o el malo maloso que es la maldad per se y no tiene rasgos humanos (este me da mucha pereza porque soy fan de los grises); por citarte unos cuantos.
No uses el típico mundo inspirado en Tolkien con sus elfos hermosos y sus enanos trabajadores.
No supedites los personajes femeninos al masculino. O aún peor, no inutilices a tus personajes femeninos capaces para que sean salvadas en el último momento por el personaje masculino.
Por ejemplo, dice Carlos J. Eguren, convertir a las chicas en clichés, en un “eres la protagonista, pero te definirás según te enamores del chico bueno o del chico malo y si es el malo recuerda que anulará tu personalidad y hará que todo el mundo que acabas de descubrir este sublevado a tus hormonas”.
El insta-love.
Dice César Mallorquí que lo que más odia en cualquier ficción juvenil, lo que más le alarma es la sublimación del amor romántico que conduce al más puro machismo, porque viene a decir que una mujer no está completa hasta que encuentra a su hombre ideal.
«Me dan ganas de vomitar. Hace tiempo que le doy vueltas a escribir una novela. Aún no tengo el argumento, pero sí el título: “Hay que matar al príncipe azul”. Y alguien me dirá: “¡Pero casi todas estas novelas tienen subtramas románticas, ahí se ve que son seres capaces de amar!” Si eso es amor yo soy un mero. El amor en la fantasía adolescente no es un elemento humano, es un elemento de morbo. El amor suele ser sexual, creado por la atracción física (si no, no me explico esas descripciones tan detalladas de los músculos de los intereses amorosos) y no romántico. Muchos abusan del instalove y de los triángulos amorosos, para hacer de la subtrama romántica un elemento de tensión más y hacer que el lector lo lea no porque esté viendo una relación de amor sincera, sino porque “ay, a ver con cuál de los dos acaba, que nerviosssss” Además que las interacciones románticas entre protagonistas siempre me han parecido poco realistas, yendo más a lo que yo llamo “conversación de telenovela”. Promesas de amor eterno, descripciones de la belleza usando metáforas enrevesadas…»
También lo dice Rocío Vega: “A mí me molesta que sea fantasía romántica y no me lo avisen. El insta-love o un amor que surge sin que puedas explicártelo muy bien, solo porque son un chico y una chica y claaaaramente tienen que acabar liados. La pareja debería tener química y una evolución realista”.
El deux ex machina.
“Una cosa que a mí (personalmente hablando) me molesta mucho”, dice Miguel Ángel Fuentes,”es que lo inexplicable siempre se resuelva con magia o milagros. Recurrir a la magia debería estar regulado por la RAE jajaja”
“Sobre esto”, sostiene Gabriel Romero de Ávila, “me encantan las leyes de la magia que escribió Brandon Sanderson, que prohíben justamente eso de manera tajante”.
Esas maravillosas leyes de las que habla Gabriel las tienes recogidas en este post.
Los adolescentes idiotas.
También Gabriel sigue diciendo: “Además me molesta que se trate al lector como si fuera idiota. Parece que, por llevar la etiqueta “juvenil”, no se puedan incluir tramas complejas, estructuras arriesgadas, personajes conflictivos, grises… Era lo que hablábamos un día sobre lo férreo de las etiquetas por edades que existen ahora, y que provocan censura e incluso autocensura en muchos aspectos de ese tipo. Ya no me refiero a que aparezcan escenas de sexo explícito, pero parece que el narrador omnisciente en pasado es la única manera de contarlo todo, que los personajes tienen que ser sólo buenos o malos, y que el adolescente protagonista es mucho más listo que cualquier inmortal superpoderoso.
Más de lo mismo.
Cuando escribes una novela, tienes que haber leído mucho de ese género del que escribes. Eso, no solo te facilitará el no caer en clichés sino que te dará una visión amplia de lo que se ha publicado y te permitirá ser original. Como dice Sandra Andrés: “Odio las novelas que no me transmiten nada, que no generan ningún tipo de emoción al leerla, que son, en fin, más de lo mismo”.
Pasarse por ahí el arco del personaje
Celia Arias reflexiona: “Me molesta encontrar a un prota que no es nada y de repente se hace superfuerte o hace mil cosas impresionantes sin currárselo ni entrenar o tener un proceso de aprendizaje mínimo, solo porque es el prota”. El personaje principal debe sudar la camiseta en el segundo acto de la novela y demostrar que es capaz de llevar a cabo los trabajos que le encomiendas, aunque lo pase fatal haciéndolo.
Que tu personaje se enamore de lo que come.
La escritora Chiki Fabregat opina: “Creo que fue Elia Barceló la que dijo que no soporta a los personajes que se enamoran de lo que comen. Odio que las razas con capacidades extraordinarias, esas que tienen a los humanos como hormiguitas molestas, sacrifique todo por el amor de un humano. Crepúsculo, por ejemplo, o cualquier ser que, pudiendo comer jamón del bueno, se conforma con la mortadela porque le ha puesto ojitos”.
La prueba del capuchino o que tus personajes sean de cartón piedra.
Lucio Bárcenilla es como la prueba del algodón para los escritores. Si pasas por el canal del Geek Furioso y vives para contarlo, es como si ganaras “Los juegos del hambre”. Él propone un método infalible: la prueba del capuchino: “Cuando veo un protagonista, en un libro o una peli o cualquier cosa, lo primero que pienso es: ¿es un ser humano? ¿Podría moverse más allá de esto? ¿Puedo imaginármelo yendo a la lavandería, o a un parque temático, o celebrando una fiesta, o disfrutando de un libro? Un ejercicio que uso mucho para eso es imaginarme sentado junto a él o ella en un bar y tomando un café mientras charlamos. Lo llamo “la prueba del capuchino” Si la supera y da una conversación interesante, es un personaje con tridimensionalidad.
La mayor parte de los protagonistas adolescentes que he examinado no la pasan. Son protagonistas vacíos de experiencias y emociones. Katniss Everdeen, la chica más famosa del género y casi un icono de la cultura pop, la falla por mucho. Lo único que sabemos de su pasado es que perdió a su padre en la mina y que Peeta un día le dio un pan quemado. ¿Otras experiencias? ¿Conversaciones con Gale, con su hermana? ¿Qué la gusta de la naturaleza? ¿Alguna vez ha tenido algún sueño? ¿Manías, costumbres, algo? Sólo una cosa personal sabemos de ella: le gusta el color verde.
Personalmente lo que no soporto es que los personajes principales estén vacíos por dentro, sin alma. Como si no tuvieran un pasado,.. Y que haya secundarios que estén mucho mejor construidos y se queden en simples anécdotas dentro de la historia.
Katniss (y por desgracia todos los protagonistas que han venido cortados por su patrón) están tan centrados en ser trágicos, fuertes, rebeldes, que se olvidan su humanidad en el camino. No tienen sentimientos de amistad (sobre todo si son chicas, porque recordad, las chicas no pueden ser amigas de otras chicas, todas compiten por los hombres, puaj), no hablan de sus familias. Sencillamente están ahí, con miradas vacías, reflexionando por enésima vez sobre lo duro que es ser el símbolo de la revolución o cuánto quieren matar al malo. Y eso me lleva a otro punto: el matar.
La fantasía adolescente trata el hecho de matar por primera vez de una forma muy frívola. En casi todas las ocasiones, te vas a encontrar a chicas de 16-17 años matando por primera vez y… no sintiendo nada. No sé vosotros, pero por lo que yo sé, matar a alguien es un shock. Una vez me dijeron que hay dos cosas que pueden romper la psique de alguien: ver morir a alguien y matar a alguien, y en el segundo ves los dos. No estoy diciendo que se vengan abajo carcomidas por la culpa, pero joder, es MATAR. Dame algo. Cuando Mare Barrow mató por primera vez (y fue una muerte gore, empaló a un tío con una barra de metal) no sintió nada, sólo soltó una frase “badass”. Y en otro libro, cuando otro protagonista habla de sus remordimientos y de que no quiere matar aunque sean enemigos, Mare le llama “hipócrita y cobarde”. ¿De verdad son los personajes de fantasía adolescente tan inhumanos?”
Las apariencias que engañan.
“Yo ya sabes que no leo fantasía juvenil por norma general —me dice David Olier, cuando le pregunto— pero sí que tengo algo que aportar a lo que más me molesta encontrar en una novela de fantasía juvenil: que su marketing, su publicidad y su cubierta no hablen de fantasía juvenil sino de fantasía adulta”.
Dice la correctora L.M. Mateo: “Los cuerpos perfectos porque son jóvenes. Oye, que yo con 13 años era un palo bajito con gafas, aparato y celulitis en el trasero. Mi prima era gorda cual ballena, tenía las carnes firmes y un melenón que los volvía locos. Mi primer rollete fue un chaval al que llamaban el “paella” que compensaba su fealdad con un sentido del humor estupendo. ¿Dónde quedan esos personajes reales en la fantasía juvenil? Y además, todos tan blancos, tan níveos, tan rubios, con los ojos tan azules o tan verdes, con sonrisas tan rectas…
Estoy de bellezones perfectos y atractivos hasta la coronilla (sobre todo cuando los plantan con 12 ó 13 años. Por Dios, que a esa edad damos todos bastante grima…”
La falta de consecuencias.
Guillermo Jiménez Cantón, psicólogo de profesión y autor de fantasía, apunta algo que creo que es importante: “Se han dicho muchas cosas y coincido con la mayoría, así que voy a añadir una que me molesta especialmente: La falta de consecuencias. Esto es algo muy habitual: no solo es que muchas veces los protagonistas de novelas juveniles no hacen nada mal, sino que cuando lo hacen jamás veo que sufran las consecuencias más allá de algo temporal. Teniendo en cuenta que hablamos de la edad en la que más errores se cometen, me parece que estamos perdiendo parte de eso, algo que además es muy útil a la hora de construir personajes”.
Perfecto. Una entrada digna de abrir la nueva imagen de el fogón.
Me gustó tanto lo que dijeron sobre los clichés, que conforme iba leyendo me ponía a repasar mi novela, todo con tal de ver si no se me había pasado algo.
Que gusto es volver a leer tú página, Ana. Gracias por no olvidarte de tus seguidores de fantasía.
Es que el traslado, más todo lo que viene a partir de ahora, ha sido peor que un parto, pero vuelvo ;D
Me ha pasado lo mismo, ahora no dejo de repasar mi novela para ver en qué puedo mejorarla.
Mil gracias.
Ana,
me encanta la crítica a los personajes femeninos inutilizados. Faltan el la literatura juvenil mujeres fuertes que no vivan a la sombra de los protagonistas masculinos. Pero a veces se confunde ser una mujer fuerte con imitar a un tío tipo Rambo. Y caemos en lo que comentas de “Los juegos del hambre” sobre Katniss cartón-piedra o Katniss Geiperman.
También estoy de acuerdo con lo del amor. Quizá se podría desarrollar este tema en un post, porque los que escribimos literatura juvenil tenemos la responsabilidad de ser ventana y no solo espejo para los jóvenes. Y a veces les vendemos un amor de pandereta que es más simple que un guiñol de dedo. Personajes femeninos pasivos, sin ningún tipo de interés en la vida más que estar en los brazos de su “amado”, como en “Delirium” de L. Oliver.
Me has quitado las ganas de leer Delirium jajaajjaja (Bueno, muchas no tenía, la verdad)
Bienvenido sea El Fogón. Ya me rugían un poco las tripas por el hambre, y eso que aún no tengo muy claro que la fantasía sea mi campo como autora. Pero, como lectora, me encanta. Un regreso por la puerta grande, Ana. Aquí me tienes, otra vez sentada en tu cocina… jeje… ¡Estupenda entrada y espléndido artículo!
Besos!!
Me encante tenerte de nuevo sentada en mi cocina :D. Mil gracias por volver.
¡Qué gran post!
La verdad es que coincido en casi todo. Odio el falso “amor” de las novelas juveniles, los personajes perfectos que no tienen fallos y son más planos que el encefalograma de Trump y los roles que se dan a los personajes. Y que conste que un cliché no tiene por qué ser malo. Yo creo que casi todas las historias empiezan siendo un poco cliché. Es el autor quien tiene que hacer evolucionar tanto la historia como los personajes. A mí me encanta jugar con los clichés y, gracias a ellos, con el lector. Mira Cotrina con “El ciclo de la Luna Roja!: X chavales que son elegidos por X personaje para salvar otro mundo. Super cliché. Pero Cotrina lo retuerce y la obra gana personalidad.
Me los apunto toditos. Aunque uno los tenga claro, siempre puede caer en ellos inconscientemente.
¡Un saludo Ana!
¡Nos leemos!
Yo también retorcí el cliché del elegido en Leyendas de la Tierra Límite, aunque incurrí en alguna metedura de pata XD
Yo sigo preguntándome por qué historias con personajes como Katniss Everdeen tienen tanto éxito, si carecen de tanta profundidad y materia gris, ¿por qué es lo que se vende?
Podemos decir que hay historias fabulosas de literatura juvenil rondando por ahí que cuentan con muy pocos clichés y estas cosas que tanto molestan en ese género pero no son los best sellers y pasan, en ocasiones, muy desapercibidos y eso es lamentable.
¿Ellos lo están haciendo mal? el que escribe cosas “vendibles” ¿lo esta haciendo mal o bien? ¿el mundo es horrible?
Pues hay muchas cosas que cuentan en la balanza: la primera es que somos un poco idiotas, así como suena, y solemos dar más valor a lecturas que vienen de los grandes EEUU que a las escritas en nuestro idioma. Y esas lecturas, además, suelen tener un gran aparato de marketing detrás.
Desgraciadamente, por mucho que rechinemos los dientes, el marketing tiene mucho que ver en que nuestras obras se den a conocer.
Creo que el éxito de personajes tipo Bella Swan (que es la que empezó esta tendencia de protagonista “fuerte e independiente”), es que al ser personajes tan planos, son un conducto, una hoja en blanco, un avatar en el que las lectoras pueden pueden meterse fácilmente y crear la ilusión de que se identifican con ella.
¡Muy útil! A partir de ahora, intentaré darles aún más profundidad a mis personajes. Y coincido en muchas cosas con los autores: ODIO, por ejemplo, el amor a primera vista de las historias que relatan un amor “chico ve a chica y chica se enamora de chico”.
¡Mil gracias!
Me ha encantado lo del capuchino. Sobre todo porque yo hago cosas muy parecidas. hasta que no sé cómo se relaciona un pj (mío) con otros, aunque no aparezcan en el texto, no me siento cromado con él.
Muy grande lo de enamorarse de lo que comen. Lo que no encuentro es cómo seguir tu blog 🙁
Qué desastre, se me había borrado. Ya lo tienes debajo del post 😀
No me gusta el cliché del elegido. Lo odio y lo aborrezco como no tienes idea. Para mí ese cliché es como un gran y gordo spoiler que ya te dice que el bueno va a ganar porque así lo dicta una vaga profecía o lo dictó alguna divinidad.
Lo peor del caso en este cliché es que también se le dan atributos a alguien que no se los ganó y nada más los tiene… pues porqué sí:
Anakín era el elegido por su prodigioso nacimiento, Luke era el elegido porque era el hijo de Anakín, Harry era el elegido nada más porque una profecía interpretada con las patas lo marcaba como el elegido, Link siempre es el elegido pues porque las diosas son unas culeras.
Creo que el mejor ejemplo de como debería ser un “elegido” es Sora en Kingdom Hearts: Él no estaba destinado a tener una llave espada, sin embargo, la obtuvo porque la persona quien sí era el elegido, Riku, cayó en la oscuridad y entonces la espada fue con la persona más cercana. La llave espada eventualmente regresa a su verdadero dueño, pero entonces Sora demuestra su valía decidiendo enfrentar a Riku sin un arma, y entonces es ahí cuando la llave espada decide elegir a Sora como su verdadero dueño, porque el chico ya probó que era digno.
Así es como debería funcionar el cliché del elegido, que el protagonista primero pruebe su valía antes de que el destino lo elija como el salvador del mundo y no porque es hijo de alguien famoso o porque una vaga profecía se ajusta a él.
Bueno, no es justo comparar a Luke que es personaje cinematográfico, ni a Sora que pertenece a una serie de videojuegos con Harry Potter que es un personaje de una novela literaria, que es justamente del género del que se habla en el blog, aunque el concepto pueda ser similar o idéntico en otros espacios. Además que recuerde Harry no es el elegido por una “vaga profecía” si no porque el mismo eligió su destino; Dumbledore le dijo que él pudo si así lo deseaba, no cumplir la profecía, una vez que están hablando en el limbo. Y sí, Harry si demostró su valía, luchando contra Voldemort año por año, y si no lo recuerdas, sacrificandose al ir a su encuentro sin defenderse para acabar con su matanza y también, al elegir volver, y enfrentarse a Voldemort sin importarle lo que le sucedería mientras que pudiera acabar con él de una vez por todas. Él mismo dice en “Príncipe Mestizo” :… Yo podría ser el siguiente, ¿no? Pero si lo soy —añadió con ímpetu, mirando fijamente los azules ojos de Dumbledore, que destellaban bajo la luz de la varita—, me aseguraré de llevarme conmigo a tantos mortífagos como pueda, y si es posible, también a Voldemort. S¿i eso no es valía que lo es, entonces?
Me encantó, estoy satisfecha. Siento que con estas opiniones podré hacer un poco más original mi libro <3
Yo me encontré un libro que prometía mucho, pero lo dejé de una vez que empezaron a sexualizar el amor.
Me molesta muchísimo que siempre porque la tipa está buena, fijo tendrá pareja. Y ni se esperan a que el amor madure, porque ya quieren acostarse. Eso no es amor, es atracción.
Sí, no hay que confundir una con otra. A mí me gustan los personajes que no son del todo perfectos 😀
Me encantó tu post. Por ahí zafo de algunos clichés porque uso personajes muy personales pero lo de la belleza física es una debilidad que sería bueno madurar. A veces creo que algunos perspersonajes (pienso en Harry Potter) tienen características que en principio les son propias y tienen todo un mundo que compensa algunas imperfecciones (como una insensibilidad a hechos que deberían resultarle por lo menos traumáticos), pero luego otro intenta usar un personaje similar y es ahí cuando la réplica pierde parte de la esencia. Y ni hablar de la réplica de la réplica.
La verdad es que lo mejor de Harry Potter no es el personaje protagonista sino el mundo creado por JK Rowling y, sobre todo, los secundarios.
Si hay algo que a mí me choca, que realmente me fastidia con respecto a los clichés, sea en películas, series, novelas o video-juegos es que todo tiene que siempre en los Estados Unidos o en Inglaterra o en Japón, todos son gringos ricos y guapos, ingleses inteligentes, ricos, guapos y educados o japoneses ricos, guapos y “chidos” (España: Guay. U.S.A: Badass). Todos tienen que tener siempre nombre en inglés o en japonés. Todo sucede siempre en Nueva York, Londres o Tokio (y así sucesivamente), y viven como si pertenecieran a las clases media alta o alta. Todos usan, en mayor o menor grado, la misma mitología (mitad germánica, mitad nórdica, mitad céltica en el caso de U.S.A. y U.K., o la mitología japonesa en el caso de Japón). Todos tienen vidas perfectas (como si no existiera la pobreza ni la necesidad de estudiar o trabajar o comer o ese tipo de cosas), nadie trabaja, nadie tiene nada qué hacer (salvo “sus misiones” en la trama), nadie se enferma, nadie sufre (cosas que realmente se sufran). No se ve ni siquiera que coman, que vayan al baño, que se bañen, que duerman, que se rían, que lloren, que se enojen, que se asusten (por las mismas cosas que a nosotros nos provocan esas emociones o sensaciones)… Es como si fueran autómatas que van para donde el autor los mueve, y nada más, en un mundo donde las cosas pasan solas y sin saber porqué… Si llegara un venusino, marciano, saturnino o plutoniano y quisiera estudiar nuestros ideales a través de ese tipo de cosas, se moriría de aburrimiento. 😛
¡Rayos! ¡Hay más razas que la blanca y la asiática! ¡Hay más mitologías por ahí! ¡Hay diferentes niveles socio-económicos y clases sociales! ¡La vida no es perfecta! ¿Dónde queda la verosimilitud? Difícilmente, uno puede encontrarse con cosas completamente “blancas” o completamente “negras”. A pesar de los “elementos fantásticos”, si lo que leo no se parece a la realidad (al menos la que conozco) en mayor o menor grado, o me va a aburrir o me va a chocar (porque es más de lo mismo: Caza-recompensas buscando objeto invaluable o “Elegido” perfecto que vence a villano invencible, con ayuda tipo “magia”, “objeto mágico perdido” o “super-poder”), porque “no me la voy a creer” ni me voy a “sentir identificado”. Sé que me estoy metiendo en el blog equivocado, porque soy mexicano y éste es un blog español (de España), pero me parecía demasiado necesario hacer este comentario. La verdad, me harté de historias del tipo de “Crepúsculo” o de “Juegos del Hambre”, porque a los hablantes de español nos hace quedar como personas sin ingenio, ni iniciativa ni imaginación (o que no entiende lo que lee). No he visto película alguna en mi país que gane muchos Óscares y venga de algún país hablante de español, que Primer Mundo hable y que genere cientos o miles de “FanFics” en Wattpad y ese tipo de redes sociales. 🙁
Ser escritor no sólo requiere de haber leído mucho y revisado suficiente cantidad de historias, sino también de ser lo suficientemente observador y tener un criterio lo suficientemente desarrollado como para poder desarrollar personajes (y hasta qué punto desarrollarlos) e historias creíbles (no importa cuánta fantasía contenga dentro). No es necesario ser un genio super-talentoso para eso, sino más bien plantearse “¿De verdad sería así si existiera?” o “¿Cómo reaccionaría fulano o zutano ante esa situación, si de verdad pasara?”. Es lo mismo con los personajes. Ellos no sólo hacen. Ellos hacen lo que hacen porque a ellos les parece que eso deben hacer, según su forma de ser, de pensar, de sentir, etc., y son lo que son porque sus decisiones los han llevado a donde están, como en la vida real. He allí la verosimilitud y profundidad de mi personaje… O al menos eso es lo que creo yo. Puedo estar equivocado. xD
No, no creo, muchas gracias por la aportación. La verdad es que tienes razón en muchas cosas e invita a pensar 😀
¡Hola!
He de decir que me ha encantado el blog. De hecho llegué aquí porque tuve un bloqueo donde duré buen tiempo sin leer, pues amo los temas juveniles pero normalmente los libros actuales caen en estos errores y casi que duele leerlos.
De igual forma, estoy por aventurarme a escribir mi primera novela, y sé que definitivamente no voy a caer en las falencias que aquí mencionas sin antes haber luchado por evitarlas. He leído varios post tuyos y han resultado aterradora mente buenos e informativos, por lo que te agradezco un montón.
¡Gracias!
Vaya, me alegro mucho que te hayan ayudado y ánimo con esa novela.
Me encanta la opinión que expresas en este artículo. La suscribo casi al cien por cien. Acabo de escribir mi segunda novela de fantasía juvenil y me alegra saber que he caído en pocos de los clichés que odias y si lo he hecho ha sido solo un pequeño tropezón, nada grave, puede que hasta premeditado. Eso y una historia original, con personajes inspirados en personas reales y una prosa correcta (que no me darán el Planeta, eso está claro), convierte mis novelas en obras de una cierta calidad, comparativamente hablando, y aquellos amantes del género que las han leído me han empujado a publicarlas porque les han encantado (qué van a decir, si son familiares y amigos, los pobres). Sin embargo, por mucho que me esfuerce en escribir una historia de calidad, como no me conoce nadie, se me queda cara de tonto al ver que jamás venderé más de cien ejemplares, mientras que otros autores que no escriben más que bazofia, abusando de los peores clichés del género (sobre esto podríamos tener una larga conversación acerca de las cosas que odiamos en común, que te has quedado muy corta), triunfan en ventas entre un público de gustos incomprensibles. Pongo como ejemplo de esto mismo al reggaetón, que es una bazofia, musicalmente hablando, pero que parece un filón inagotable. Bueno, me despido ya, que se me van las manos escribiendo sobre este tema. Gracias por tu blog. P.D.- ¿Sociedades de vampiros con súper-poderes inexplicables que nos perdonan la vida? Rice, Meyer, ¿en serio?
lo que mas me molesta en las novelas juveniles es lo poco o nada de esfuerzo que los protagonistas obtienen las cosas. Como lo son el poder, el amor, dinero, fama, entre muchas otras mas que aquí no cabria (desde el 2020)
Depende de la novela. Piensa en «Los juegos del hambre» ;D